En los fondos del IEP encontré este texto:
"Notas sobre la necropompa entre los Incas", de Carlos Araníbar. En: Revista del Museo Nacional, t. XXXVI, año 1969-70. Pp. 108-142. Lima, Perú.
Araníbar, que además es un exquisito al escribir, plantea lo siguiente: la idea de la necropompa (es decir, "la práctica del coentierro de mujeres y servidores del Inca o curaca", p. 110), registrada muchas veces por los cronistas, no sería sino una equivocación o confusión cometida por algunos como Cieza de León, a pesar de la talla que pudieran tener.
A través de una lectura fina de las crónicas, Araníbar se da cuenta primero de la existencia de crónicas detalladas de necropompas para la región septentrional de los andes. Inclusive, Cieza de León grafica con sumo cuidado estas prácticas y en tiempo presente las necropompas del actual Ecuador. Sin embargo, al momento de detenerse en estos rituales para la región de los andes centrales y del sur, estos aparecen en tiempo pasado. Es lógico, entonces tener cautela. Luego Araníbar disecciona las prácticas de saqueo de los españoles de la primera época y da cuenta cómo ellos no encontraron tumbas reales incaicas con su séquito. Piensa que es posible que los cronistas, y sobre todo Cieza, hayan confundido la práctica del capac hucha y viejas prácticas sí de necropompa (posiblemente las de la costa norte) y los relatos sobre ella al momento de escribir sobre los incas, debido a un problema para historizar el pasado andino.
La capac hucha (regresaremos luego al problema de traducción del término) o cachahui fue utilizada por los incas en cada situación climática, donde "las épocas críticas del Estado se confundieron con las del soberano reinante. Sequías, guerras, plagas, fallecimiento del Inca, asunción del poder, fueron cratofanías [hechos mágicos religiosos, RB] peligrosas que exigieron la victimización ritual en la capac hucha". Sigue: "en la capac hucha de los Incas, más frecuente en los casos de fallecimiento y asunción del poder - según la fórmula "Quando Rex inaugurandus, vel sepeliendus erat"-, la modalidad más conspicua del sacrificio humano fue, justamente, la de enterrar niños vivos, ofreciéndolos a las principales huacas de los pueblos sometidos al Estado incaico". (p. 125) (1)
(1) Araníbar refiere que la descripción más coherente corresponde a la recuperada en el texto anónimo atribuido hasta los 50s a Murúa.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario